12 feb 2009

Oraciones



ORACIÓN I

Vuestro emblema fue siempre padecer y ser despreciado. ¡Oh, si pudiese yo al menos resignarme en mis tribulaciones, ya que no soy tan generoso como tu en el padecer y ser despreciado! A ti, pues, que en tantos sufrimientos fuisteis siempre paciente, resignado y gozoso, a ti me encomiendo para que me enseñéis a resignarme en mis muchas penas. Tampoco me faltan fuertes pesares y pesadas cruces, y muy a menudo cansado y desalentado me quedo..., me abato..., y caigo. Ten compasión de mí, y ayúdame a llevar con resignación y gozo mis cruces, con la mirada siempre vuelta al cielo. Os tomo por protector mío, por mi maestro y mi guía aquí en la tierra, para ser vuestro compañero en la patria del Paraíso. Amén.

ORACIÓN II

Glorioso Padre nuestro San Juan de la Cruz, a quien el Señor quiso destinar para compartir con la Santa Madre Teresa los trabajos de la insigne Reforma de la Orden del Carmelo, hasta poblar a España de monasterios de descalzos que hicieron célebre vuestro nombre, y venerada vuestra memoria: yo os felicito porque os cupo tan gran dicha, así como por la felicidad de que gozáis en el cielo, en justo premio de tantas y tan grandes virtudes; y os pido, Santo Padre mío, me alcancéis de Dios un gran amor a la Sacratísima Virgen María, que fue el principal distintivo de vuestra gloriosa vida, para que, sirviéndola aquí en la tierra, pueda gozar de ella con Vos en el Cielo. Amén.

2 feb 2009

Caridad teologal de San Juan de la Cruz



Como no podía ser menos, la CARIDAD es tema central en toda la síntesis sanjuanista. No importa que el Santo no lo desarrolle específicamente, pues está presente de alguna manera en todas sus obras. Lo que le interesa es analizar el papel decisivo de la CARIDAD en la vida espiritual. No deja de ser sintomático que para hablar de esta realidad teologal prefiera el término “AMOR” al de CARIDAD.


La CARIDAD, ante todo es AMOR, ya que “ nos obliga a amar a Dios sobre todas las cosas “ (S 2,6,4). La CARIDAD es un amor de benevolencia, un amor de amistad. Pero la verdadera amistad es irrealizable sin la experiencia de la CARIDAD teologal.


Así, pues, la CARIDAD asume la forma de amor humano que tiende a la comunión de las personas. San Pablo amonestaba a los Efesios “que estuviesen bien fuertes y arraigados en la CARIDAD... para saber también de la suprema CARIDAD de Cristo.


La CARIDAD es la energía humana y el criterio máximo de madurez personal. Es el primer mandamiento. Es el alma de todo el proceso teologal, centrado por la unión de AMOR. No en vano “ es la CARIDAD el vínculo y atadura de la perfección” (CB 30,9). Es la virtud que hace que la voluntad se oriente a Dios. Al igual que la FE y la ESPERANZA, es la virtud teologal que se ocupa de ordenar la voluntad. La FE y la ESPERANZA no serían nada sin la CARIDAD, según la enseñanza paulina. Es la CARIDAD la que da viveza y valor a las obras de la FE y de la ESPERANZA.